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Regreso

250 años de lucha contra el imperialismo ruso

20.01.2023

Durante más de 250 años, Europa Central ha estado luchando con el mismo problema. Hace 160 años, estalló un levantamiento en el que polacos, ucranianos, lituanos y bielorrusos se unieron contra el despotismo del zar ruso y el imperialismo ruso. Hoy estas naciones se están uniendo para apoyar a Ucrania.

Eryk Mistewicz - Presidente del Instituto Nowych Mediów, editor de la revista mensual de opinión “Wszystko co najważniejsze”, ganador del Premio Pulitzer Polaco.

Vivo en Varsovia, la capital de Polonia, situada a 150 km de la ciudad de Brest, situada en la frontera con Bielorrusia que se encuentra ahora bajo la bota de Putin.

 

En el lapso de 250 años, los rusos habían estado recorriendo la ruta Brest-Varsovia cada varias docenas de años, marchando sobre Varsovia con una expedición punitiva imperial, siempre con el objetivo de destruir a Polonia “de una vez por todas”; para acabar con los polacos. El escenario era siempre el mismo: llegaban en carros tirados por caballos o, en el siglo XX, en tanques para quemar, matar y violar. Liquidaron a la intelectualidad polaca, deportando al resto a Siberia o a las minas de cal de Katyn, Starobilsk y Ostashkov. Se llevaron niños, máquinas y todo lo que pudieran cargar.

 

Es un milagro que Polonia lograra recuperarse después de cada una de las docenas de incursiones imperialistas desde el este; que lográramos reconstruir a nuestro país, su demografía, educación, cultura e incluso nuestra lengua después de que todo hubiera sido destruido deliberadamente.

 

Las expediciones imperiales que Rusia llevó a cabo contra mi país en los últimos 250 años generalmente involucraron un acuerdo con Alemania. Cuatro veces rusos y alemanes se repartieron Polonia entre ellos. Partieron mi país y gobernaron sus territorios durante ciento veintitrés años, desde 1795 hasta 1918. En 1939, antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, Hitler y Stalin firmaron un tratado para repartirse Polonia entre ellos una vez más. Los rusos detuvieron el avance sobre Berlín para que los alemanes pudieran masacrar silenciosamente a los sobrevivientes del Levantamiento de Varsovia y convertir mi capital en polvo. Pocas personas saben que todo el ahora hermoso centro de Varsovia, incluido su casco antiguo y el castillo real, tuvo que ser reconstruido después de la guerra. Los rusos esperaron a que los alemanes lo arrasaran.

 

Esos 150 kilómetros que separan a Varsovia de la Bielorrusia de Putin mantienen en el aire cierta pregunta, una pregunta similar a la que se hacían mis bisabuelos y mis abuelos: ¿Luchar y resistir al imperialismo o rendirse, entregar la tierra, aceptar el asesinato y las violaciones y, llegar a algún tipo de acuerdo –como entre 1945 y 1989 cuando Polonia, como parte del bloque soviético, tuvo que entregar su riqueza a la Rusia soviética– que permitiera un buen negocio a cambio de la humillación? ¿Rebelarnos y levantar la frente en alto, defendernos y rebelarnos – o ceder?

 

Preguntas similares se han hecho durante los últimos 250 años no solo los polacos sino también los lituanos, letones, estonios, bielorrusos, ucranianos, checos y otras naciones. Hace 160 años, en enero de 1863, estalló uno de los muchos levantamientos. Polacos, ucranianos, lituanos y bielorrusos lucharon mano a mano contra Rusia, y no por primera vez. Después de un año y medio de lucha que cobró miles de vidas, los rusos exiliaron a los insurgentes sobrevivientes a Siberia. Aun así, el levantamiento sería seguido por otros. Tal es el destino de nuestros países.

 

Erik Mistewicz

Presidente del Instituto Nowych Mediów, editor de la revista mensual de opinión “Wszystko co najważniejsze”, ganador del Premio Pulitzer Polaco.

Texto publicado simultáneamente con la revista mensual de opinión Wszystko Co Najważniejsze [Lo Más Importante] en el marco del proyecto realizado con el Instituto de Memoria Nacional y la Fundación Nacional Polaca.

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