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Regreso

Carta de la Embajadora de Polonia en Colombia, Agnieszka Frydrychowicz-Tekieli, a la Diáspora Polaca y los polacos en Colombia, y a los colombianos para quienes Polonia es cercana.

19.08.2020

karykatura

Estimados Señores:

A finales de agosto finalizo mi misión como Embajadora de Polonia en Colombia.

Si las circunstancias así lo permitieran, nos despediríamos de otra manera – con un encuentro personal, hablando sin tapabocas – con bebidas y platos polacos. Pero el tiempo y las circunstancias son los que son, y no será posible. Después de todo, la experiencia de las generaciones de nuestros abuelos y padres nos enseña que cada tiempo es “difícil” y de verdad no está bien que nos quejemos de este, “el nuestro”. Recordemos esto, así como las hermosas y sabias palabras de nuestra premio Nobel:

 

Dime por qué, mala hora,

con miedo inútil te mezclas.

Eres y por eso pasas.

Pasas, por eso eres bella.

 

Gracias por la cooperación y el apoyo que me brindaron durante mi misión en Colombia, por todo lo que hacen, en diversas áreas de la vida social, cultural y científica, para que los colombianos conozcan y entiendan mejor a Polonia.

En especial, quisiera agradecerles por las acciones humanitarias en los últimos tiempos. Por la solidaridad con los más débiles. La solidaridad es una palabra muy importante en la tradición polaca. Es realmente maravilloso que sean capaces de vivirla textualmente en unas condiciones tan difíciles para todos.

Estoy orgullosa de toda la comunidad polaca en Colombia. Una comunidad que refleja lo polaco en su completa y más hermosa diversidad. Entre ustedes hay polacos de origen judío – y sus descendientes – que, escapando del infierno de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto en Europa, encontraron su nuevo hogar en Colombia; polacos que abandonaron Polonia en busca de libertad y color, huyendo de la esclavitud y el gris de la República Popular; aquellos más jóvenes que simplemente decidieron aprovechar los beneficios de la globalización y desarrollar sus habilidades y talentos precisamente en Colombia. Finalmente, los que han vivido aquí porque el amor de su vida es colombiana, colombiano o “por amor” a Colombia – “Tierra Querida”.

Durante los últimos cuatro años, he viajado mucho, por motivos oficiales y privados, por “Esta Tierra Querida”. He ganado muchos conocidos y amigos aquí, también entre ustedes. Creo que aprendí un poco sobre este hermoso país, rico en diversidad de caracteres humanos, colores, naturaleza y pluralidad de culturas.

Colombia es, parafraseando a otro premio Nobel polaco, una experiencia. Una experiencia incomparable a cualquier otra. Cuando se viaja por los ciertamente bellos Países Bajos, las bicicletas son bicicletas, los molinos de viento son molinos de viento y Rembrandt sigue siendo Rembrandt. En Colombia, por lo general todo es diferente a lo que se ve a simple vista, y no solo porque no es plana y el Rembrandt colombiano se llama Botero. Cuando pienso en ella, solo puedo repetir detrás de Herbert (inmerecidamente no galardonado con el Nobel): “Te agradezco Señor, por crear un mundo bello y variado, y si es Tu seducción, estoy seducida para siempre y sin perdón”.

Servir a Polonia en Colombia fue un gran privilegio para mí, un desafío profesional, pero también una aventura. Tuve la oportunidad de ser testigo de un período fascinante en la historia de Colombia. Llegué aquí cuando se firmaba el acuerdo de paz en Cartagena y durante los años siguientes seguí el difícil proceso de construcción de la paz. Observé y en la medida de las posibilidades, di mi apoyo con buena voluntad, aunque también con dudas, pero sobre todo con esperanza. Porque sé que Colombia se merece la paz.

Les deseo felicidad y éxitos en todo lo que hagan, planeen y sueñen. Recuerden que la Embajada es y será siempre su hogar. Sí, sé que es un eslogan, pero eso es lo que creo. Quizás no sea especialmente amplio y, a veces, por necesidad, como lo es ahora, virtual, pero un hogar, no solo un lugar donde se manejan asuntos oficiales. Recuerden los libros polacos de la biblioteca. Recuerden las lecciones de polaco para los niños. Los conciertos, encuentros, conferencias, nuestras redes sociales.

Estoy segura de que le darán una calurosa bienvenida a mi sucesor y que juntos harán muchas cosas buenas, bellas y sabias en el futuro. Por Polonia, por Colombia, por Ustedes.

Para mí y mi familia, Colombia seguirá siendo “aquel lugar que siempre existe y siempre estará dentro de nosotros. Incluso si estamos lejos, estará presente en nuestros pensamientos”.

Ustedes aprovechen de sus bondades.

Los envidiaremos.

Agnieszka Frydrychowicz-Tekieli

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