Polonia en Colombia

Actualmente, el mundo enfrenta una amenaza para la salud en una escala no conocida hasta ahora. El virus COVID-19 se está extendiendo dinámicamente, el número de infectados y muertos crece peligrosamente rápido. Los sistemas de salud, la economía y la vida cotidiana se ponen a prueba tanto en los países desarrollados, como en los países en desarrollo.

 

Independientemente del estatus económico de cada país, las personas más débiles experimentan los efectos más negativos de una pandemia. En particular, los ancianos y aquellos que sufren enfermedades crónicas, las personas que no tienen acceso a una atención médica adecuada y las personas que viven en zonas de conflicto.

 

Para reducir la propagación del contagio, prevenir nuevas infecciones y salvar vidas, se hace necesario emprender acciones conjuntas a nivel nacional e internacional. El 23 de marzo de 2020, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió un alto el fuego global: “Inspirémonos en las coaliciones y el diálogo que poco a poco va tomando forma entre las partes rivales para permitir formas conjuntas de enfrentar el COVID-19. Pero necesitamos mucho más que eso. Necesitamos poner fin a la dolencia de la guerra y luchar contra la enfermedad que está devastando nuestro mundo”.

 

 

La pandemia de COVID-19 ha causado más desafíos y necesidades humanitarias en este muy complicado entorno operativo. Por esta razón también las Naciones Unidas lanzaron el 25 de marzo de 2020, un plan global coordinado de respuesta humanitaria destinando dos mil millones de dólares para combatir el virus.

 

El 26 de marzo de 2020, se realizó una videoconferencia internacional de alto nivel, dirigida por Mark Lowcock, Subsecretario General de Asuntos Humanitarios y Coordinador de Ayuda de Emergencia de las Naciones Unidas, y el Dr. Mike Ryan, Director Ejecutivo del Programa Médico de Emergencia de la OMS. Los participantes de la conferencia enfatizaron la gravedad de la situación, así como la necesidad de dar una respuesta uniforme y rápida. Mark Lowcock dijo: “Dejar solos a los países más pobres y vulnerables sería cruel e irracional. Si dejáramos que el coronavirus se propagara libremente en estos lugares, pondríamos a millones de personas en alto riesgo, regiones enteras estarían en caos y el virus podría extenderse por todo el mundo”. Muchos donantes señalaron la actual necesidad de remodelar los planes para 2020 en términos de su factibilidad y de las necesidades más urgentes que han surgido recientemente. Los participantes de la conferencia subrayaron que el monto asignado a la lucha contra la pandemia es un fondo adicional, sin disminuir las asignaciones anteriores, especialmente para la ayuda humanitaria y para los grupos más expuestos a la infección por el virus.

Por invitación de los organizadores, Paweł Jabłoński, Subsecretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Polonia, participó en la videoconferencia. Polonia ha tomado una postura firme sobre el actual desafío. “No nos olvidamos de los países en una difícil situación humanitaria, que especialmente necesitan ayuda en la lucha contra la pandemia de COVID-19”, dijo el ministro Jabłoński. En respuesta al llamamiento de la OCHA, Polonia apoyó el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas haciendo un pago voluntario de un millón de PLN, lo que fue informado por el Ministro Jabłoński durante la teleconferencia con la OCHA y la OMS.