"Estabilización y desafíos de la pospandemia" - artículo de Prof. Adam Glapiński, presidente de Banco Nacional de Polonia
21.06.2021
"Por eso tenemos nuestra propia moneda, el zloty polaco [PLN], para tener posibilidad de llevar una política monetaria independiente y autónoma que es para nosotros un importante amortiguador de choques."
Banco Central ha corroborado su eficacia en limitar los efectos económicos de la pandemia y la corroborará de nuevo, llevando una sensata política de restablecer la economía en el vía de rápido crecimiento, conservando la estabilidad de precios y el balance macroeconómico.
Los antiguos griegos tenían razón en la mayoría de cuestiones, pero desgraciadamente no conocían el concepto de aceleración o, por lo menos, no tenían la herramienta matemática para describirlo formalmente. Tuvieron que pasar siglos antes de que, gracias a Galileo, o mejor dicho, hasta gracias a Newton, entendimos que la aceleración –es decir, el cambio de la velocidad en el tiempo– es intrínsicamente relacionado con aplicar una fuerza. Los últimos meses enseñan que la segunda ley de la dinámica es útil no solo cuando queremos ubicar un satélite en órbita, sino también cuando intentamos entender los acontecimientos económicos en Polonia y en el mundo en el periodo de la pandemia, para los que la clave de interpretación es precisamente el fenómeno de aceleración.
Precisamente en apenas un par de semanas, por la causa de una fuerza exterior de las limitaciones pandémicas y el pánico ocasionado por el coronavirus, las economías de muchos países pasaron repentinamente desde una expansión económica bien establecida a un colapso dramático. El brote de malos resultados estaba acelerando sin clemencia y en el fondo se estaba luchando frecuentemente por la salud y vida de los ciudadanos.
La situación exigía igual de rápidas y decididas acciones –enfocadas no solo en limitar la transmisión del virus, sino también en el cambio negativo del choque pandémico a la economía. El Banco Nacional de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP) reaccionó como uno de los primeros bancos centrales, mitigando la política monetaria. Gracias a que en los últimos años hemos llevado a cabo una política monetaria tradicional y conservadora, tuvimos espacio indispensable para actuar y no dudamos en reducir los tipos de interés hasta casi cero, ni en iniciar la compra de los bonos emitidos y garantizados por el Tesoro del Estado.
A pesar de que las decisiones las estábamos tomando muy rápidamente y en condiciones de una gran incertidumbre, hoy ya podemos constatar que sin duda alguna éstas garantizaron un apoyo efectivo a la economía polaca. Ese éxito se vio reflejado en, sobre todo, datos de PIB, según los que el descenso del producto nacional fue en Polonia más de dos veces menor que la media europea. Se logró también evitar el empeoramiento de la situación en el mercado laboral, lo que indica, entre otros, es la tasa de desempleo más baja en la Unión Europea.
Pero así como la fuerza de las restricciones pandémicas forzó un repentino paro de todos los sectores de la economía, causando en muchas regiones de mundo la recesión más grande en su historia contemporánea, así la clara mejora de la situación epidémica y paulatina liberación de restricciones se traducen en un importante recuperación económica, notable también en Polonia. Y aunque la dirección de cambios es, felizmente, contraria a la de hace un año, el ritmo parece igual de vertiginoso.
Una buena ilustración para ello son los datos de la economía estadounidense. Los economistas estiman que durante los últimos 70 años vencer la distancia del fondo de la recesión al pleno del potencial tomaba allí la media de 14 trimestres. Esta vez eso puede pasar en apenas medio año –y eso a pesar de que la escala de descenso del PIB causado por la pandemia en Estados Unidos era la más alta en la historia posguerra de ese país.
Esa acelerada reconstrucción de la economía, vista en muchos campos también en Polonia, llena de una comprensible alegría, pero –igual que la ralentización de hace un año– crea también ciertos desafíos. Aparecen, por ejemplo, las preocupaciones por que los bancos centrales no lleguen tarde con su reacción a los datos mejorando y pronósticos macroeconómicos, lo que crearía amenazas para el crecimiento económico sostenible.
Incluso si el contexto de estas de esas palabras es moderno, no son nada nuevo en la historia de la política monetaria. Pues ya William McChesney Martin, presidente de Fed, que velaba por la reconstrucción después de la Guerra en los años 1951-1970, observó acertadamente que la tarea real del banco central era «saber dejar la ponchera justo cuando la fiesta está llegando a su apogeo». Por supuesto, definir la óptima estrategia de salir de operaciones no convencionales en la política monetaria es un gran reto. Sin embargo, se puede decir con toda seguridad que este proceso –tanto en el mundo como en Polonia– debería ser sabiamente extendido en el tiempo y visto como un elemento de continuidad de la política de banco central que por un lado no puede invadir los fundamentos del crecimiento poscrisis, y por otro –dejar que crezcan los desequilibrios macroeconómicos y financieros.
La experiencia ganada por Banco Nacional de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP), especialmente el año pasado, herramientas para la análisis y canales de comunicación con el mercado desarrollados hacen que estemos listos para ese desafío. El Banco Central ha corroborado su eficacia en reducir las consecuencias económicas de la pandemia y la corroborará nuevamente, llevando a cabo una prudente política de restablecer la economía en el camino de un rápido crecimiento, conservando la estabilidad de precios y el equilibrio macroeconómico. No podemos dejar, sin embargo, que unos posibles repentinos movimientos de tipo de cambio o de rentabilidad de los bonos limiten nuestras perspectivas de crecimiento, porque se trata de un potencial de crecimiento de la economía polaca en el periodo de muchos años siguientes. Por eso tenemos nuestra propia moneda, el zloty polaco (PLN), para tener opción de llevar a cabo una política monetaria independiente y autónoma, que es para nosotros un importante amortiguador de choques.
Y, ¿qué pasará cuando por completo combatiremos la pandemia y sus consecuencias económicas? Tenemos ambiciosos planes para el futuro, cuyo punto en común es alcanzar los países del nivel más alto de riqueza. Para llegar a esa meta tenemos que llevar no solo una política monetaria prudente, sino también en totalidad aprovechar las oportunidades que nos da el crecimiento de nuestras reservas de divisas.
Como banco central, el Banco Nacional de Polonia (NBP) es guardián de un gran patrimonio nacional en forma de activos de reserva, cuyo valor llega a 130 mil millones de euros. Gracias a una sabia administración de reservas de divisas, NBP en los años 2016-2020 generó beneficios cuyo aporte al presupuesto del Estado sobrepasó 32 mil millones de zlotys (PLN), lo que corresponde a casi 5% del total del balance de NBP de finales de 2020.
Procurando garantizar una alta seguridad de los fondos invertidos, su liquidez y rentabilidad a largo plazo, el consejo de administración de NBP en 2020 adoptó una nueva estrategia de administración de reservas, lo que es especialmente importante en el mundo de tipos de interés bajos o negativos en las economías principales. Uno de los pilares de nuestra estrategia de inversiones son los sucesivos incrementos de las reservas de oro del Banco Central que eficazmente diversifica el riesgo vinculado a las demás inversiones. En los años 2018-2019 NBP compró ya 125,7 toneladas de oro, aumentando su reserva del mineral hasta 228,7 toneladas, es decir, aprox. 8% de los activos de reserva oficiales. La escala y ritmo de siguiente adquisición de oro va a depender de la dinámica de crecimiento de reservas de divisas de NBP, como también de futuras circunstancias macroeconómicas y de mercado.
Hemos logrado mucho, pero también queda mucho por hacer. Por eso no podemos dormirnos en los laureles –tenemos que llevar sabiamente a Polonia al camino de crecimiento sostenible y convergencia e invertir sabiamente los crecientes activos de reserva. Se trata de un futuro seguro y seguir mejorando las condiciones materiales de vida de millones de polacas y polacos.
Prof. Adam Glapiński
Economista polaco, político y catedrático, profesor de las ciencias económicas, presidente del Banco Nacional de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP).
Texto publicado simultáneamente con la revista mensual de opinión Wszystko Co Najważniejsze [Lo Más Importante] en el marco del proyecto realizado con el Instituto de Memoria Nacional y el Banco Nacional de Polonia, Narodowy Bank Polski (NBP)