Discurso del primer ministro Mateusz Morawiecki en el Parlamento Europeo
19.10.2021
Señor Presidente
Señora Presidenta,
Señoras y Señores Diputados:
Estoy hoy aquí en el Parlamento para promover nuestra posición sobre unas cuestiones básicas que considero fundamentales para el futuro de la Unión Europea. No solo para el futuro de Polonia, sino también para el futuro de toda nuestra Unión.
En primer lugar, hablaré de las crisis a las que se enfrenta Europa hoy, y que deberíamos abordar.
En segundo lugar, hablaré sobre los estándares y reglas, que siempre deben ser los mismos para todos, y que con frecuencia no lo son.
En tercer lugar, presentaré una opinión sobre los principios según los cuales ninguna autoridad pública debería emprender acciones para las que no tenga base jurídica.
El cuarto punto de mi discurso se referirá a la sentencia del Tribunal Constitucional polaco y lo que esta sentencia y otras sentencias similares significan para la Unión Europea. Y también sobre la importancia de la diversidad y el respeto mutuo.
Luego, en quinto lugar, presentaré nuestra opinión sobre el pluralismo constitucional.
A continuación, señalaré los enormes riesgos para toda la sociedad derivados de la aplicación de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ya se están materializando en Polonia.
Finalmente, resumiré todas las conclusiones y creo que miraré al futuro con esperanza.
Comenzaré con el problema básico: con los desafíos, que son cruciales para nuestro futuro común. Miembros de la Cámara, las desigualdades sociales, la inflación y el aumento del costo de la vida, que golpean a todos los ciudadanos europeos, las amenazas externas, el aumento de la deuda pública, la inmigración ilegal o la crisis energética que aumenta los desafíos de la política climática, se traducen en malestar social y amplían el catálogo de graves problemas.
La crisis de la deuda planteó, por primera vez después de la guerra, la cuestión de si podemos ofrecer una vida mejor a las próximas generaciones.
La situación alrededor de nuestras fronteras se está volviendo cada vez más angustiosa. En el Sur, la presión de millones de personas ha hecho del Mediterráneo un lugar trágico. En el Este nos enfrentamos a la política agresiva de Rusia, que llega incluso a hacer uso de las guerras para bloquear la elección del camino europeo entre los países vecinos.
Hoy estamos al borde de una enorme crisis energética y del gas. El aumento rápido de los precios, causado entre otros motivos, por una acción deliberada de las empresas rusas, provoca hoy en día que muchas empresas en Europa se enfrenten a la opción de limitar la producción o trasladar los costes a los consumidores. La escala de esta crisis puede sacudir a Europa en las próximas semanas. Muchas empresas pueden ir a la quiebra y millones de hogares, decenas de millones de personas pueden sumirse en la pobreza y en la indigencia debido al aumento descontrolado de los costes en toda Europa causados por la crisis del gas. También debe tenerse en cuenta el riesgo de efecto dominó: una crisis puede provocar rupturas posteriores en cascada.
Digo una y otra vez "nosotros" porque no podemos resolver ninguno de estos asuntos solos. No todos estos problemas han afectado a mi país de manera tan dramática como en otros países de la Unión Europea. Esto no excluye que considere todos estos problemas como "nuestros problemas".
Ahora diré algunas palabras sobre la contribución de Polonia a nuestro proyecto conjunto.
La integración europea es para nosotros una elección civilizadora y estratégica. Aquí estamos, aquí está nuestro lugar y no queremos movernos de aquí. Queremos que Europa vuelva a ser fuerte, ambiciosa y valiente. Por lo tanto, no solo estamos mirando los beneficios a corto plazo, sino también lo que podemos ofrecer a Europa.
Polonia se beneficia de la integración principalmente debido al comercio en el mercado común. Las transferencias de tecnología y las transferencias directas también son muy importantes. Pero Polonia no entró en la Unión con las manos vacías. El proceso de integración económica ha ampliado las capacidades de las empresas de mi país, pero ha abierto también enormes oportunidades para las empresas alemanas, francesas y holandesas. Los empresarios de dichos países en gran medida se benefician de la ampliación de la Unión.
Basta contar la enorme salida de dividendos, beneficios por intereses y otros instrumentos financieros: desde Europa Central, los menos prósperos; hacia Europa Occidental, hacia más ricos. Sin embargo, queremos que esta cooperación no tenga perdedores, sino solo ganadores.
Fue Polonia quien promovió un ambicioso fondo de reconstrucción para que la respuesta actual a los desafíos de la transformación climática, energética y postpandémica fuera adecuada a las necesidades. Es necesario que el crecimiento económico sea fuerte, que dé esperanzas, que no se deje solos, indefensos ante la globalización, a millones de niños, mujeres y hombres. Sobre estos asuntos, hablamos con una sola voz con el Parlamento Europeo.
Polonia apoya firmemente el Mercado Único Europeo. Queremos una autonomía estratégica que fortalezca a los 27 Estados.
Por eso, Polonia o Alemania, la República Checa y otros países de Europa Central promueven soluciones que aumentan la competitividad de la economía europea con el espíritu de la aplicación de las cuatro libertades básicas. Libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, pero sin apoyar la actividad de los paraísos fiscales, que lamentablemente todavía hacen algunos países de Europa occidental, empobreciendo así a sus vecinos. Sí, Señores Diputados, los paraísos fiscales que toleramos en la Unión Europea solo benefician a los más ricos. ¿Es justo? ¿Ayuda a mejorar la situación de la clase media o de los menos ricos? ¿Encaja en el catálogo de valores europeos? Lo dudo mucho.
Polonia y la Europa Central están también a favor de una política de ampliación ambiciosa que fortalecerá a Europa en la región de los Balcanes Occidentales. Completará geográfica, histórica y estratégicamente la integración europea. ¡Apoyamos las aspiraciones globales de la Unión y defendemos una política de defensa europea fuerte en una estructura que sea totalmente coherente con la OTAN!
Hoy, cuando la frontera este de la Unión es el objetivo de un ataque organizado, utilizando cínicamente la migración desde el Medio Oriente para desestabilizarla, Polonia brinda seguridad a Europa constituyendo junto con Lituania y Letonia una barrera que protege esta frontera. Y al fortalecer nuestro potencial de defensa, estamos fortaleciendo la seguridad de la Unión en el sentido más tradicional.
De pie aquí frente a ustedes hoy, me gustaría agradecer a los servicios polacos, lituanos y letones, así como a todos los países del sur de Europa, a nuestros guardias fronterizos y servicios uniformados, su esfuerzo y profesionalismo en defensa de las fronteras de la Unión…
La seguridad tiene muchas dimensiones. Hoy, cuando todos sentimos el aumento de los precios del gas, es claramente visible cuáles pueden ser los resultados de la miopía en materia de seguridad energética. Ya en la actualidad, la política de Gazprom y el consentimiento de Nord Stream 2 se traducen en precios récord del gas.
Cuando hoy el nivel de confianza en la Unión Europea ha caído a niveles históricamente bajos en los países que fundaron las Comunidades, como el 36% en Francia, en Polonia, la confianza en Europa permanece en el nivel más alto. Más del 85% de los ciudadanos polacos dicen claramente: Polonia es y será miembro de la Unión. Mi gobierno y la mayoría parlamentaria que lo respalda forman parte de esta mayoría proeuropea en Polonia.
Esto no significa que los polacos de hoy no experimenten dudas y ansiedades sobre la dirección de los cambios en Europa. Esta ansiedad es visible y lamentablemente justificada.
He hablado de cuánto contribuyó Polonia a la UE. Pero, desafortunadamente, todavía escuchamos sobre la división en los mejores y los peores. Con demasiada frecuencia nos enfrentamos a una Europa de dobles estándares. Y ahora diré por qué tenemos que acabar con este modelo.
Hoy todos los europeos esperan una cosa de nosotros. Quieren que nos enfrentemos a los desafíos que las distintas crisis nos plantean al mismo tiempo, y no que nos enfrentemos unos contra otros, que no busquemos por la fuerza a los culpables, o más bien a los que no son realmente culpables, pero a los que se culpa por conveniencia.
Lamentablemente, al ver algunas prácticas en las instituciones de la Unión, muchos ciudadanos de nuestro continente se preguntan: ¿Suponen realmente igualdad los fallos y decisiones que, en circunstancias similares, los funcionarios de Bruselas y Luxemburgo aplican de forma diferente según sean los Estados miembros, lo que mantiene de hecho la división de los países de la fuerte, vieja y la nueva Unión, entre los fuertes y los más débiles, los más ricos y los menos ricos?
Fingir que los problemas no existen tiene muy malos resultados. Los ciudadanos no son ciegos, no son sordos. Si los políticos y funcionarios pagados de sí mismos no ven esto, perderán gradualmente la confianza. Y con ellos, las instituciones perderán la confianza. Y es lo que está sucediendo, Miembros de la Cámara.
La política debe basarse en principios. El principio rector que profesamos en Polonia y que es la base de la Unión Europea es el principio de la democracia.
Por eso no podemos quedarnos callados cuando nuestro país, también en esta Cámara, es atacado de manera injusta y parcial.
Las reglas del juego deben ser las mismas para todos. Cumplir con ellas es deber de todos, incluidas las instituciones establecidas en estos tratados. En esto consiste el estado de derecho.
Es inaceptable ampliar competencias, actuar con el método de los hechos consumados. Es inaceptable imponer sus decisiones a otros sin una base legal. Por tanto, es tanto más inaceptable utilizar el lenguaje del chantaje financiero con este fin, hablar de sanciones o utilizar palabras aún más amplias hacia determinados Estados miembros.
Rechazo el lenguaje de la intimidación, las amenazas y las extorsiones. No estoy de acuerdo con que los políticos chantajeen y asusten a Polonia. Que el
chantaje se convierta en un método de hacer política hacia cualquier Estado miembro. Eso no es lo que hacen las democracias.
Somos un país orgulloso. Polonia es uno de los países con la historia más larga como estado y desarrollo de la democracia. En el siglo XX, luchamos tres veces por la libertad de Europa y del mundo a costa de un gran número de víctimas. En 1920, salvando Berlín y París del ataque bolchevique; luego en 1939, siendo los primeros en ir a una lucha cruenta con Alemania, con el Tercer Reich, que tuvo un impacto en el destino de la guerra; finalmente, en 1980, cuando "Solidaridad" dio esperanzas para el derrocamiento de otro totalitarismo: el cruel sistema comunista. La reconstrucción de Europa de la posguerra fue posible gracias al sacrificio de muchas naciones, pero no todas pudieron beneficiarse de ello.
Miembros de la Cámara. Ahora diré unas palabras sobre el estado de derecho. Hay mucho de qué hablar sobre el estado de derecho, y todos entenderán este concepto en cierta medida de manera diferente. Pero creo que la mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que no puede haber estado de derecho sin algunas condiciones. Sin el principio de separación de poderes, sin tribunales independientes, sin adherirse al principio de que cada autoridad tiene poderes limitados, y sin apegarse a la jerarquía de fuentes del derecho.
La legislación de la UE está por delante de la legislación nacional, al nivel de la ley y en los ámbitos de competencias asignados a la Unión. Este principio es válido en todos los países de la UE. Pero la ley suprema sigue siendo la Constitución.
Si las instituciones establecidas en los Tratados exceden sus competencias, los Estados miembros deben tener las herramientas para reaccionar.
La Unión es un gran logro para los países de Europa. Es una potente alianza económica, política y social. Es la organización internacional más fuerte y desarrollada de la historia. Pero la Unión Europea no es un Estado. ¡Los Estados son los 27 países miembros de la Unión! Son los Estados los que siguen siendo soberanos europeos, son los "dueños de los tratados", y son los Estados los que determinan el alcance de las competencias encomendadas, atribuidas a la Unión Europea.
En los tratados, hemos confiado a la Unión un amplio abanico de competencias. Pero no le confiamos todo a ella. Muchas áreas del derecho siguen siendo competencia de los estados nacionales.
No tenemos ninguna duda sobre la primacía del derecho europeo sobre las leyes nacionales en todos los ámbitos en los que los Estados miembros han confiado competencias a la Unión.
Pero, al igual que los Tribunales de muchos otros países, el Tribunal polaco se pregunta si el monopolio del Tribunal de Justicia para definir los límites reales de la delegación de estas competencias es la solución correcta. Dado que la determinación de este alcance es una cuestión constitucional, alguien también debe pronunciarse sobre la constitucionalidad de tales posibles nuevas competencias, especialmente cuando el Tribunal de Justicia deriva de los tratados nuevas competencias de las instituciones de la UE.
De lo contrario, no tendría sentido incluir el artículo 4 en el Tratado de la Unión, que habla del respeto de la Unión por las estructuras políticas y constitucionales de los Estados miembros. No tendría sentido incluir el artículo 5 en el tratado, que dice que la Unión solo puede actuar dentro de los límites de las competencias que le han sido encomendadas. Ambos artículos quedarían vacíos –sí, ¡vacíos!– si nadie, salvo el Tribunal de Justicia, pudiera pronunciarse sobre el asunto desde el punto de vista de los determinantes constitucionales del orden interno.
Soy consciente de que la reciente sentencia del Tribunal Constitucional polaco ha llegado a ser objeto de un malentendido fundamental. Si me enterara de que el Tribunal Constitucional de otro país ha invalidado los tratados de la UE, probablemente también me sorprendería a mí mismo. Pero, sobre todo, trataría de averiguar qué dijo realmente el Tribunal.
Por eso también pedí la palabra en el debate de hoy. Para presentarles cuál es el objeto real de la disputa: no los cuentos de hadas inventados por motivos políticos sobre el polexit o mentiras sobre la supuesta violación del estado de derecho.
Por lo tanto, en la siguiente sección de mi discurso, me gustaría presentarles los hechos. Y para hacerlo, es mejor que presente algunas citas directamente:
- En el orden jurídico [nacional], la primacía del derecho de la Unión no se aplica a las disposiciones de la Constitución: es la Constitución la que se encuentra en la cumbre del sistema jurídico interno.
- El principio de prioridad del derecho comunitario (...) no puede socavar, en el orden legal nacional, el supremo poder de la Constitución.
- El Tribunal Constitucional podrá examinar la condición ultra vires (...), es decir, determinar si las actuaciones de las instituciones de la Unión infringen el principio de atribución cuando las instituciones, órganos y agencias de la Unión se han extralimitado en el ámbito de su competencia de una manera que infrinja este principio.
Como resultado de tal decisión, las leyes ultra vires no se aplican en el territorio de [un Estado miembro].
- La constitución prohíbe la concesión de poderes en una medida que signifique que [un estado] no puede ser considerado un país soberano y democrático
Voy a omitir algunas citas más para no robarles demasiado tiempo. Pasaré a las dos últimas.
- La Constitución es la ley suprema de Polonia en relación con todos los acuerdos internacionales que le son vinculantes, incluidos los acuerdos sobre la atribución de competencias en determinadas materias. La Constitución tiene prioridad de validez y aplicación en el territorio de Polonia.
Y la última cita:
- La delegación de competencias a la Unión Europea no puede violar el principio de supremacía de la Constitución y no puede violar ninguna disposición de la Constitución
Veo emociones en sus rostros. Entiendo que no estén de acuerdo con esto, al menos una parte de esta Sala. Pero no entiendo por qué. Porque dichas citas provienen de las sentencias del Consejo Constitucional francés, el Tribunal Supremo danés, el Tribunal Constitucional Federal de Alemania. He prescindido de las citas del tribunal italiano y español.
Y las citas de las sentencias del Tribunal polaco se aplican a las sentencias que se aprobaron en 2005 y 2010, es decir, después de que Polonia se convirtiera en miembro de la Unión Europea. La doctrina que defendemos hoy está bien establecida desde hace años.
También vale la pena citar al prof. Marek Safjan, expresidente del Tribunal Constitucional de Polonia, y hoy juez del Tribunal de Justicia: “Según la Constitución actual, no hay fundamentos para la tesis de que el derecho comunitario es superior a todo el orden nacional, incluidas las normas constitucionales. ¡No hay fundamentos! Según la redacción de la propia Constitución, es la ley suprema de la República de Polonia (art. 8 apdo. 1). El reglamento discutido anteriormente contenido en el par. 2 del art. 91 establece expressis verbis la primacía de un reglamento comunitario en caso de conflicto con una norma estatutaria, pero no con una norma constitucional"
Esta posición de los tribunales constitucionales nacionales no es nada nuevo. Podría citar decenas de sentencias de Italia, España, República Checa, Rumanía, Lituania y otros países.
También escucho voces de que algunas de estas sentencias se referían a otros casos de menor alcance. Es cierto, en cada sentencia siempre se trata de otra cosa. Pero, por el amor de Dios, tienen una cosa en común: reafirman que los tribunales constitucionales nacionales reconocen su derecho de escrutinio. ¡Derecho al control! ¡Solo esto y tanto! Controlar si la legislación de la Unión se aplica dentro de los límites de lo que le ha sido encomendado.
Ahora dedicaré unas frases a la Unión en cuanto espacio de pluralismo constitucional.
Señores Diputados. Hay países entre nosotros donde no hay tribunales constitucionales, y otros donde sí existen. Hay quienes tienen presencia constitucional en la Unión Europea, y algunos que no. Hay países donde los jueces son elegidos por políticos elegidos democráticamente, y algunos donde son elegidos por jueces.
El pluralismo constitucional significa que hay espacio para el diálogo entre nosotros, nuestros sistemas legales. Este diálogo también tiene lugar a través de decisiones de los jueces. ¿De qué otra manera se comunicarán los tribunales si no es a través de sus decisiones? Sin embargo, no se le puede permitir emitir instrucciones y órdenes a los Estados. Esto no es de lo que se trata en la Unión Europea.
Tenemos mucho en común, queremos tener más y más en común, pero hay diferencias entre nosotros. Si hemos de cooperar, debemos aprobar estas diferencias, debemos aceptarlas, debemos respetarnos mutuamente.
La Unión no se desmoronará porque nuestros sistemas legales serán diferentes. Hemos estado haciendo esto durante siete décadas. Quizás algún día, en el futuro, hagamos tales cambios que acercarán aún más nuestra legislación. Pero para que esto suceda, se requiere una decisión de los estados miembros soberanos.
Hoy en día hay dos actitudes que podemos adoptar: o aceptar todos los intentos extralegales y extrajudiciales de limitar la soberanía de los países europeos, incluida Polonia, aceptar la ampliación progresiva de las competencias de instituciones como el Tribunal de Justicia, aceptar una "revolución silenciosa" que no se base en decisiones democráticas, sino se sustente en la ayuda de decisiones judiciales, o decir: "No, amigos", si desean hacer de Europa un superestado no nacional, primero obtengan el consentimiento de todos los países y sociedades europeos.
Permítanme repetirlo una vez más: la Constitución es la ley suprema de la República de Polonia. Y está por delante de otras fuentes del derecho. Ningún tribunal polaco, ningún parlamento polaco y ningún gobierno polaco pueden apartarse de este principio.
Sin embargo, también vale la pena enfatizar que el Tribunal polaco nunca ha declarado, tampoco en su última sentencia, que las disposiciones del Tratado de la Unión sean totalmente incompatibles con la Constitución polaca. ¡Al contrario! Polonia respeta plenamente los Tratados.
Es por eso que el Tribunal polaco afirmó que una interpretación muy específica de algunas disposiciones del Tratado, que fue el resultado de la jurisprudencia reciente del Tribunal de Justicia, es incompatible con la Constitución.
Para aclarar esto, pasaré ahora a la siguiente parte de mi discurso: a las amenazas a todo el sistema social en caso de que la condición de un juez sea cuestionada por otro juez.
¡Según la interpretación del Tribunal de Luxemburgo, los jueces de los tribunales polacos estarían obligados a aplicar el principio de la primacía del derecho europeo no solo sobre las leyes nacionales de rango estatutario, lo que no genera dudas, sino también a violar la Constitución y sus propias sentencias del Tribunal Constitucional!
Como consecuencia, la adopción de tal interpretación puede llevar a la conclusión de que millones de sentencias emitidas en los últimos años por tribunales polacos pueden ser impugnadas arbitrariamente y miles de jueces pueden ser destituidos. ¡Millones de sentencias! Esto iría en contra del principio de independencia, inamovilidad, así como de la estabilidad y certeza del derecho a un juicio justo, que se deriva directamente de la Constitución polaca.¡¿No se dan cuenta a qué pueden conducir tales decisiones?! ¿Alguno de ustedes realmente quiere introducir el caos, la confusión y la anarquía en Polonia?
La consecuencia sería una reducción fundamental del estándar constitucional de protección judicial de los ciudadanos polacos y un caos legal inimaginable.
Ningún estado soberano puede aceptar tal interpretación. Su aceptación significaría que la Unión dejaría de ser una unión de países libres, iguales y soberanos, y que ella misma, por el método de los hechos consumados, se transformaría en un organismo paraestatal gestionado centralmente, cuyas instituciones podrían imponer lo que estimen justo a sus "provincias". Nunca lo hemos aceptado.
Esto no es lo que acordamos en los Tratados.
Ciertamente, vale la pena discutir si la Unión debería cambiar. ¿No debería crear un presupuesto mayor? ¿No deberíamos contribuir más a la seguridad común? ¿No debería excluirse el gasto en defensa de los procedimientos de déficit presupuestario? ¡Es lo que propone Polonia! ¿No deberíamos fortalecer nuestra resistencia a los peligros híbridos y las ciberamenazas? ¿No deberíamos controlar mejor las inversiones en sectores estratégicos de la economía? ¿Cómo financiar de forma justa y eficaz la transformación energética y climática? ¿Cómo hacer que nuestro proceso de toma de decisiones sea más efectivo? ¿Qué hacer para evitar que nuestros ciudadanos se sientan cada vez más alienados en la UE?
Hago estas preguntas porque creo que las respuestas a ellas determinarán el futuro de la Unión.
Deberíamos debatir sobre todo esto.
Por tanto, dedicaré ahora unas palabras a la cuestión de los límites de las competencias de la Unión y sus instituciones.
Decisiones importantes no deberían tomarse cambiando la interpretación de la ley.
El éxito de la integración europea consistió precisamente en el hecho de que el derecho comunitario fue un derivado de los mecanismos que vinculaban a nuestros Estados en otros ámbitos.
El intento de revertir este modelo 180 grados - e imponer la integración a través de mecanismos legales - es una desviación de los supuestos que fueron la fuente del éxito de las Comunidades Europeas.
El fenómeno del déficit democrático se ha debatido durante años. Y este déficit ha seguido aumentando. Sin embargo, esto nunca ha sido tan visible como en los últimos años. Cada vez más, mediante el activismo judicial, las decisiones se toman a puerta cerrada y esto supone un peligro para los estados miembros. Cada vez más a menudo - sin una base clara en los tratados, pero a través de su reinterpretación creativa. Y sin ningún control. Y este fenómeno ha ido aumentando durante años.
Hoy este proceso ha llegado a tal punto que hay que decirlo: basta. Las competencias de la Unión Europea tienen sus límites. Ya no debemos quedarnos callados cuando se superan.
Por eso decimos SÍ al universalismo europeo y NO al centralismo europeo.
Yo, como todos ustedes en esta Cámara, me someto al control democrático. Todos seremos responsables de esta manera, de todas nuestras acciones. Represento al gobierno que fue elegido en 2015 y obtuvo una mayoría absoluta por primera vez en la historia de Polonia. Por eso emprendimos un programa de ambiciosas reformas sociales.
Los polacos decidieron: en las siguientes elecciones de 2018, 2019 y 2020, hicieron una evaluación democrática de nuestro gobierno. Con la participación electoral más alta de la historia, obtuvimos el mandato democrático más fuerte de la historia. Desde hace 30 años, ningún partido, ¡ningún partido! logró un resultado electoral como Ley y Justicia. Y esto es sin el apoyo del extranjero, el apoyo de las grandes empresas, sin siquiera una cuarta parte de la influencia en los medios de comunicación como nuestros competidores, que gobernaron Polonia después de 1989.
Nos dan lecciones paternalistas sobre la democracia, el estado de derecho, cómo moldear nuestra propia Patria; que tomamos decisiones equivocadas, que somos demasiado inmaduros, que nuestra democracia es supuestamente "joven" o "inmadura": este es un curso de narración desastroso propuesto por algunos.
Polonia tiene una larga tradición democrática. También una tradición de solidaridad.
Sanciones, represiones de países económicamente más fuertes contra aquellos que aún luchan con el legado de permanecer en el lado equivocado del Telón de Acero, no es un buen camino.
Todos debemos recordar sus consecuencias.
Polonia respeta los principios de la Unión pero no dejará intimidarse. Polonia está esperando un diálogo sobre este asunto.
Para facilitar el proceso de este diálogo, vale la pena proponer cambios institucionales. Para un diálogo sostenido, de manera compatible con el principio de frenos y contrapesos, se puede crear una segunda Sala del Tribunal de Justicia, compuesta por jueces designados por los tribunales constitucionales de los Estados Miembros. Hoy les presento esa propuesta. La decisión final debe estar en manos del demos y los estados, pero los tribunales deben tener una plataforma para buscar un denominador común.
Para terminar, Miembros de la Cámara, debemos responder a la pregunta de dónde ha obtenido Europa su ventaja a lo largo de los siglos. ¿Qué hizo tan fuerte a la civilización europea?
La historia contesta así esta pregunta: nos hicimos poderosos porque éramos el continente más diverso del mundo.
Como escribe Niall Ferguson, "los imperios monolíticos de Oriente han sofocado la innovación, mientras que, en la montañosa Eurasia occidental, cortada por ríos, numerosas monarquías y ciudades-estados competían creativamente y se comunicaban entre sí constantemente".
Así ganó Europa manteniendo el equilibrio entre la competencia creativa y la comunicación. Entre competencia y cooperación. Hoy los necesitamos de nuevo.
Miembros de la Cámara. Quiero una Europa grande y fuerte, que lucha por la justicia, la solidaridad y la igualdad de oportunidades. Una Europa capaz de acabar con los regímenes autoritarios. Una Europa que se centra en las últimas recetas económicas. Europa que respeta la cultura y las tradiciones de las que surgió. Europa reconociendo los desafíos del futuro y trabajando en las mejores soluciones para todo el mundo.
Esta es una gran tarea para nosotros. Para todos nosotros, Queridos Amigos. Solo así los ciudadanos europeos encontrarán la esperanza de un mañana mejor. Encontrarán la voluntad de actuar y la voluntad de luchar. Es una tarea difícil. Pero tomémosla. Tomémosla junta. ¡Viva Polonia, viva la Unión Europea de estados soberanos, viva Europa, el lugar más maravilloso del mundo!
Muchas gracias.